Te escribo a ti, que tienes el perfil justo del amor
verdadero.
Sin rostro, sin piel, con un corazón que espera enamorado,
por mí.
Los días pasan, y la espera se hace larga para detenerme
frente a ti,
y saber que eres el hombre que nació para escribir mi final
feliz.
Te escribo a ti, amigo imaginario de mi alegría y mi
esperanza,
Porque cuando te encuentre me perderé en un abrazo eterno
contigo,
Para hacer pacto de amor con tu alma hasta nuestro último
suspiro.
Cambiará el mundo, cambiarán los días, cuando estemos
juntos.
Te escribo a ti, que concibes poemas cada noche pensando en
mí,
Sabiendo que llegará el tiempo cuando los recitarás en mi
oído,
Los dejarás prendidos en mi
pecho y me harás tocar el cielo.
Te responderé cada fragmento y haremos un dueto de amor
perfecto.
Te escribo a ti, porque las voces del afecto me dicen que
existes,
Y parecen cantar melódica armonía cuando te nombran por fe.
Escucharles me hace tomar tu mano en la real distancia del
presente,
Que me acerca cada vez más, al goce pleno de tu amor en el
futuro.
Así es Silueta, mientras existe la distancia, el desconocimiento, existe esa esperanza de hallar el afecto que tan difícilmente se encuentra; la realidad, quizás, sea otra.
ResponderEliminarAbrazos. Rosa.
Espero que esta vez se publique. Hola Silueta, es muy cierto el escribir a alguien imaginario, inexistente, quizás porque sea la manera de hacer constar que hay sentimientos; pero también soledad y falta de alguien con quién contar.
ResponderEliminarAbrazos. Rosa.
Muchas gracias por leerme Rosar María, es un honor recibirte en estos versos que has descrito de manera tan transparente. Un honor recibirte en mi espacio. Un abrazo desde Nicaragua.
ResponderEliminarDulce y tierno,igual que tu.
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