El final del camino descubre una puerta cerrada,
voz, piel, sonrisa y lágrimas, agitación y sosiego,
espera y silencio, alucinaciones de amor, llaves inservibles.
Parada frente a la esperanza invoqué tu nombre,
porque con el abrí ventanas donde me escurrí alguna vez
para verte de lejos, y con suerte llegara a mí el perfume de
tus flores.
Acceso denegado, no conspiró el universo a mi favor.
Llaves y ofrendas quedaron frente a tu puerta,
sin molde ni magia para conquistar entrada, es grande el
dolor.
Alforja vacía, alegría desvanecida, tu imagen perdida, alas
rotas.
Pesadilla al fin, la puerta del amor no existe y tú no eres
real.
Camino seguro, portal abierto, soledad en mi despertar.
Silueta del alma, ganas tenía de verla.
ResponderEliminar¡Bonito poema!
Abrazos.
Rosa María, un abrazo desde Nicaragua. Gracias por leerme, es un honor, una dicha muy grande. Gracias, muchas gracias.
EliminarHermosooo!!!
ResponderEliminarKin, siempre tú, a lo largo de los años. Te mando un abrazo mi amigo. Gracias por estar.
EliminarMe han encantado tus versos, llegan al alma, cuantas veces encontramos una puerta cerrada y creemos que todo termina ahi...cuando la verdadera puesta siempre está abierta y nos acoge en luz, amor y paz.
ResponderEliminarUn abrazo de luz.
Ángeles
Gracias Angeles, tú lo has dicho maravillosamente. Me encanta tu reflexión. Un abrazo amigo desde Nicaragua
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