Hay días en los que solo tenemos las conversaciones necesarias, y hacemos aquello que es solamente nuestra responsabilidad y de nadie más; días en los que contamos las horas para volver a estar solos; días en los que necesitamos un paréntesis en el tiempo para escuchar al corazón sin más invitados; días para no ser fuertes y llorar, para no avergonzarnos de nuestros sentimientos; días en los que suena el teléfono y las notificaciones en las redes se vuelven inaudibles e invisibles; días en los que sólo necesitamos silencio.