El cáncer y tú

Una llamada hizo la diferencia

entre la vida y la muerte.

El cáncer te dijo presente.

El sol no quería iluminar más tu habitación,

pero dejaste libre tu techo,

para obligarlo a que te diera su resplandor.

Los gorriones pensaron que no valía la pena

cantarte más cada mañana,

pero les pusiste flores en lianas,

para que se acercaran a tu ventana.

La luna se escondía de tu mirada,

pero tejiste millones de estrellas

para simular su presencia iluminada.

Las canciones creyeron dejar de tener sentido,

pero era entonces cuando mas cantabas.

El amor se sintió apagado en tu corazón,

pero no contaba con tu fuerza interior,

y te diste hasta el infinito regalando consolación.

La esperanza mutilo sus alas,

pero tú las recogiste apresurada,

y Dios te concedió volver a colocarlas en tu espalda.

El calendario rebelde tiro sus futuros meses,

como un árbol bota sus hojas en otoño,

pero tú los escribiste por instinto natural,

alargando tus días con pasión por una vida normal.

La soledad te asechaba,

pero ella no sabía que ya estabas preparada,

con ahorros de amor en el corazón

de los que te rodeaban.

La alegría pretendió marcharse,

creyéndote amiga intima de la desdicha,

pero la encadenaste a tu alma

y la disfrutaste con los que amabas.

Tus órganos fueron entrando

en un perpetuo letargo,

pero no dejaste que te invadiera el miedo.

Regresaste involuntariamente a tu infancia,

pero la aprovechaste para que todos

tuviéramos a ti, atenta nuestra mirada.

La ciencia no pudo evitar tu muerte,

pero tu encuentro con Dios te dio redención

y una promesa cumplida de vida eterna.

El cáncer te dijo presente

pero hasta tú ultimo suspirar,

no dejaste de ser guerrera ejemplar.

A la memoria de Mirna Rubí