viernes, 17 de junio de 2011

Regreso del amor


Tenía la apariencia de un niño, más aun, de un ángel, porque parecía no estar formado de huesos ni de carne. Iba siempre de un lado a otro en la ciudad, regalando paz, libertad y deseos de amar.


Un día, ya nadie lo aprecio más, ya nadie se preocupó más por él. Lo vieron hambriento, y no le dieron de comer; lo vieron desnudo, y no cubrieron su desnudez. Dormía en las calles, bajo la lluvia o el frio, pero no hubo quien tuviera compasión de él. El egoísmo y la maldad parecían, además, haber opacado su majestuosidad.

Lo expulsaron en un tren con destino al olvido, donde estorbar no pudiera más. Nadie supo jamás él, pero nunca nada fue igual desde que se perdiera su sonrisa en aquel atardecer.


La gente decía con los días, que su alegría se la había llevado el viento, mientras su esperanza se perdía con el tiempo. Sus espíritus morían, y no había esfuerzo humano, ni ciencia que pudiera evitarlo. Ni el sol ni la luna volvieron a iluminarles, en su cielo solo se vislumbraba una negra nube que parecía eterna, atormentándolos con su más cruel desolación. Todos pedían a una sola voz compasión. !Regresa! decían… regresa personita maravillosa que dabas vida a nuestros cuerpos, que dabas vida a nuestras almas.


Se escuchó en medio del murmullo de la muchedumbre una voz, un niño cantaba la canción que pregonaba sin cesar aquel ser especial. Cayeron sobre sus rodillas, alzaron sus manos al cielo, y llorando sin parar se unieron al niño y a su canto tierno. Mientras esto hacían, en el cielo un tren aparecía, traía de regreso la vida, traía de regreso al amor.


 !Dios es amor, sin el amor de Dios los seres humanos no podemos vivir, ni convivir!

2 comentarios:

  1. Hola Silueta, excelente prosa, igual la reflexión que en ella planteas. Es cierto, al mundo parece estarle faltando amor, el amor y el temor de Dios. Dios es amor y quien no conoce el amor tampoco conoce a Dios.
    Ha sido un gusto leerte. Que Dios te bendiga, recibe un fuerte abrazo.

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  2. Gracias por comentar esta prosa Cina y por compartir tu sabiduría espiritual. Otro abrazo para ti. Bendiciones.

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